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15 de abril de 2010

PIENSA ES GRATIS, un libro para reciclar.


En el libro pone "Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor". Así pues, me he visto obligada a omitir las partes a las que critico. Para leer la versión sin censura, escribidme a: info@aliciarius.com


Tenía muchas ganas de leer este libro, pero la verdad, ahora que lo tengo entre mis manos, dudo que lo pueda acabar.

“Piensa, es Gratis. 84 ideas prácticas de potenciar el talento”, es el título con el que Joaquín Lorente, publicista, ha bautizado su libro. Un título que poco tiene que ver con el contenido. Hablemos de esto.

Por ejemplo, si dice 84 ideas prácticas para potenciar el talento, entonces ¿por qué dentro hay 84 principios? Un principio es una norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta y una idea práctica es un acto de entendimiento que te permite aplicar ese conocimiento a algo (en este caso para potenciar el talento).

En realidad, este libro es sólo un conjunto de ideas rebuscadas con un montón de palabras puestas con calzador, sin más. En ningún momento te dice: haz A y conseguirás B y con ello tu talento hará ¡TACHÁN!

Se supone que al estar escrito por un publicitario será divertido, ameno, fácil de leer y directo. Sin embargo, sus textos, llenos de metáforas rebuscadas, hacen que te aburras y desconectes nada más empezar. Un ejemplo claro se encuentra en el principio 5.

"p. 35 - párrafo 3"
Seguimos.

Otro punto a comentar son los principios. Difiero de este en particular (nº 19) donde dice que para vender, tienes que estar convencido de lo que vendes y se pregunta que cómo alguien puede vender siendo agnóstico de su propio discurso. Pues con el debido respeto, Sr. Lorente, le respondo a esto: SIENDO UN BUEN VENDEDOR. Si crees en el producto/servicio mejor que mejor. Pero no nos engañemos, por más que creas en algo, si eres mal vendedor tampoco sirve de nada. Anda que no hay vendedores eficientes contando maravillas de un producto en el cual creen poco o nada.

Voy a poner un caso extremo: las sectas. No hay más que ver como todos los adeptos se quedan arruinados y los líderes se largan a las Islas Caimán a disfrutar de sus vacaciones pagadas gracias a que saben vender como nadie sus ideas – y me apuesto lo que quieras a que el 99,99 % no creen nada de lo que dicen.

Más adelante escribe:
"p. 63 - párrafo 4."
¿Perdona? Qué tal si lo decimos así: cuánto más convencido estés de lo que ofreces, más probabilidades tienes de venderlo. ¿A que suena mejor? La vida ya es suficientemente complicada como para que me la compliquen en mi momento de ocio.

Y para rematar, Lorente acaba con la siguiente conclusión:
"p. 64 - último párrafo"
¡Vengaaaaaaaaaa ya!

Ser grandilocuente es una cosa, pero que el autor encadene una frase pomposa tras otra sí que te lleva a pensar... a pensar que has hecho la peor compra del año. Y sino, leer este fragmento del principio 29 “Sólo lo concreto motiva”:

"p. 83 - párrafo 4"
Cuando llegas al final no te acuerdas de lo que estabas leyendo. Y lo más gracioso de todo es que el autor lo acaba así:
"p.84 - párrafo 5."
Paradójico ¿no?

Otra contradicción son los titulares. Cualquier publicista experto te diría que un titular debe, no sólo llamar la atención, sino tener coherencia y ser un enlace con el resto del contenido. Pues con titulares como el del principio 8, 33 o el 70, te entran ganas de reciclar el libro sin piedad. ¿Qué pretende con tanta verborrea? Que piense “Oh sí, ¡qué bien escribe!” Pues no, todo lo contrario.

Y sigue así a lo largo de sus 204 páginas. Incomible, ¿verdad?

Después de todo esto, mi conclusión es que en esta vida se puede vender de todo. Sólo hace falta saberlo hacer y tener una promoción tan buena como la que ha tenido este libro (sino que me expliquen cómo está en la 5ª edición…)

7 de abril de 2010

Celia, la mujer silenciosa.





La mujer sin nombre permanece sentada en la entrada de una tienda. Su mano, arrugada y sucia, está tendida en el aire a la espera de alguna limosna. Ella, silenciosa y en su mundo, paciente y persistente, sigue con la mirada a aquellos que la ignoraban.

Me acerco y le pregunto cómo se llama. Ella, la mujer del silencio, no me responde. Sus ojos aguamarina me miran y con una sonrisa sigue con lo que estaba haciendo.

Celia, así la llamaré.

—Disculpe, me gustaría hacerle unas fotos, ¿le importa? —le pregunto mientras le doy un billete. Celia niega con la cabeza y celosamente guarda el dinero.


Me emociono a cada disparo. Su piel oscura y castigada por el paso del tiempo me cuenta las mil y una por las que esta mujer ha pasado. Decenas de arrugas surcan su rostro color barro en un intento de contarme su verdadera historia.

Celia no es una pordiosera corriente. A pesar de que la vida la ha tratado mal y de carecer de recursos, se ve que intenta estar guapa. Por eso, estoy segura que su atuendo no ha sido escogido al azar: rayas marineras y estampado de flores en la falda. Sabe que la primavera ha llegado y quiere alegrar la triste calle con sus colores.


Por otro lado, lleva su melena grisácea recogida en un discreto moño y cuando algunos cabellos le invaden el rostro, coqueta se los coloca detrás de la oreja.




Mientras le hago fotos, una chica le lleva un bocadillo. Celia, emocionada, mueve la cabeza torpemente de un lado para otro. Se lo mira y el hambre la delata. ¿Cuánto hará que no come? Al final, pero, lo guarda en su bolsa de plástico, –su baúl de los tesoros.

Aprovecho para hacerle algunas preguntas pero es como si ella viviera en otro mundo. Le hablo y me mira, la miro y me sonríe, le sonrío y aparta la mirada. Sobran las palabras.

Contenta con los resultados y con el idioma del silencio, me despido de ella. Le cojo la mano en muestra de mi agradecimiento y con una leve inclinación de cabeza le digo adiós.

Me alejo y, ya en el coche, la veo sacar su manjar. Ahora le toca disfrutar a ella.

6 de abril de 2010

Bocí de lluna.


En mig de contes fantàstics tu em vas fer créixer i com una misteriosa fada solies aparèixer.
Amb tu mai hi havien moments tràgics, a mà sempre tenies els "polvos màgics".
Tu, que sempre n’has portat de cap, m'enredaves com si res; dibuixaves móns de cotó de sucre perquè jo me’ls mengés.

Sempre tan dolça i divertida, sempre maquinant com fer-m’ho passar bé. Aquelles tardes assegudes al terra de la teva cuina llegint-me el Hobbit mai les oblidaré. Sis anyets que tenia! I encara avui, repetiria!

I la teva rèflex? Fotos aquí i fotos allà, em feies posar sense parar! M’ho passava tan bé, que el temps s’esfumava sense jo voler! “Com si no sabessis que et faig una foto” em vas xiuxiuejar; i recolzada a l’escala els cabells em vas col•locar. Ho recordo com si fos ahir, com ho puc oblidar?

“Escolta, escolta, ja veuràs, el mar de fons sentiràs”-. I jo, amb cara de sorpresa, al cargol l’orella posava. Sentia les onades anant i tornant! No em podia creure el que estava passant!

Elefants de potes llargues, rellotges que es desfeien, una dona i una oca, un home sortint d’un ou. La teva habitació? Gravada en el meu pensament. Sempre remenava esperant trobar quelcom sorprenent.

I aquell penjoll amb la rosa? Quina història m'explicaves! Un arbre màgic, un cavaller i una damisel•la enamorada. Com m'enganyaves!

De les llums no pengen cristalls, llàgrimes de cocodril són el que estàs tocant! Que emocionant!

I els anys han passat però tu no has canviat. Especial, extravertida, riallera i divertida. Ets alhora la llum i la foscor. Ets un món de fantasia i de color. Imprevisible, detallista, misteriosa i sorprenent. Ets aquell llibre que explica les millors històries i es guarda els millors finals per l’últim moment. Ets fantàstica, ets diferent, ets esbojarrada i alhora pacient. Consells, anècdotes, històries i contes; sempre tens quelcom per fer-te escoltar; mai avorreixes i sempre de riure em fas esclatar. Ets la calma, ets el vent, ets un remolí quan estàs amb la gent.

Amb tu RES és el que sembla. Amb tu TOT és diferent. Transformes el més simple en quelcom sorprenent. Pintes amb la imaginació aquell conte amb el que tots hem somiat quan érem nens. Màgia tu desprens.

Gràcies per tots i cada un dels moments. Per haver-me fet creure en allò que no pots preveure. Per ensenyar-me a mirar més enllà. Per demostrar-me que en tu sempre es pot comptar. Per aquelles mirades plenes de complicitat. Per revelar-me el secret de la felicitat.

Ets genial. Ets bruna. Ets el meu bocí de lluna.

5 de abril de 2010

¡SCUBIDÚS!


¡Hay que canalizar el estrés y otras malas vibracions a través de algo! ¿Y qué mejor que los scubidús? Si sí, aquello de cuando éramos pequeños y se puso de moda.

Pero claro, cuando llevas ya 45 minutos intentando empezar con el primer nudo y ni con los esquemas/videos de internet sale, entonces el estrés se multiplica...

Ahora necesito hacer pulseras de hilo para canalizar el estrés que los scubis me han provocado.