Estoy haciendo un curso de Redacción y Estilo y como deberes esta semana, e inspirándonos en la originalidad de Julio Cortázar, he tenido que escribir unas instrucciones para hacer alguna cosa. Yo escogí elaborar un manual para llorar y este es el resultado.
Seguramente se habrá fijado que los ojos de muchas personas se llenan de un líquido transparente que, llegado un punto, se sale de los mismos y se desliza por el rostro. En el caso de los bebés y niños pequeños, este hecho suele aparecer con una facilidad pasmosa y una asiduidad que pone de los nervios.
En cualquier caso, si usted ha observado el fenómeno del desbordamiento del comentado líquido en las cavidades oculares en forma de gotitas –a las que, por cierto, llamaremos lágrimas-, fuera por el motivo que fuera, es que usted ha visto a alguien llorar.
Hay muchas situaciones que pueden hacer que alguien llore. Normalmente se asocia esta acción a hechos tristes o de dolor; sin embargo, paradójicamente, se puede llorar también de alegría y el no va a más es cuando se llora de un ataque de risa, –experiencia altamente gratificante según comentan los que la han vivido.
Llorar es muy terapéutico y ayuda a desarrollar inteligencia emocional, –cualidad muy valorada para conseguir ciertos puestos de trabajo. Por eso, si usted no sabe cómo funciona y quiere aprender, es de suma importancia que siga las instrucciones que le voy a proporcionar para conseguir un llanto real y efectivo.
Para empezar, nos concentraremos en conseguir un lloriqueo provocado por motivos tristes, ya que es el más fácil.
Lo primero que debe hacer es buscar un lugar tranquilo donde pueda concentrarse. Una vez lo haya encontrado, siéntese y relaje todo su cuerpo. A continuación, cierre los ojos y piense en algo penoso, nostálgico, lamentable. Si no se inspira, puede recurrir a recuerdos de infancia como cuando le dejó su primer amor o bien cuando Marco por fin encontró a su madre. Si a pesar de todo esto sigue sin sentir la necesidad de llorar, piense que LOST ha terminado y seguro que funciona.
Cuando empiece a sentir un cosquilleo en los ojos, contraiga la cara como si fuera un miope que no llevara gafas. Luego empezará a ver borroso. No se asuste, es normal y forma parte del proceso.
Poco a poco, las lágrimas empezarán a descender y a mojarle. Normalmente, y a consecuencia del llanto, usted notará una sensación de hormigueo y humedad en la nariz. Es entonces cuando sus dos orificios nasales segregarán una materia pegajosa y medio fluida llamada “mocos” y usted deberá tener a mano algún tipo de papel para absorber la sustancia. Si por el contrario no dispone de dicho papel, tiene la opción de hacerlo con la mano: bien en un movimiento lateral con el dorso de la misma o de abajo arriba con la palma.
Si la cosa se va animando, puede intentar introducir ruiditos con la boca llamados sollozos que, en pequeño grado, suelen provocar una reacción conmovedora en las personas que puedan estar observándole. Si no sabe como se hace, imite suavemente el rebuzno de un burro (pero muy suavemente). Llegados a este punto, usted deberá acompañar cada sollozo con un espasmo torácico, similar al del hipo, para coger aire y evitar una insuficiencia respiratoria.
La duración del llanto varía y puede ir desde los treinta segundos hasta los sesenta minutos o más. No se preocupe, llore cuanto quiera que es muy rehabilitador.
Una vez dominada esta variación de llanto, podemos ir complicando el tema tanto como queramos, pero esto ya es otro llorar.
Pues te ha quedado una redacción muy conseguida. Ahora ya sé como hacerlo, si lo tengo que poner en practica.
ResponderEliminarSlds.