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14 de marzo de 2010

¡CUIDAOOOOO!


Siguiendo con la adicción a hacer fotos, hoy he ido a una masia abandonada que encontré.
He aparcado el coche en "Can Quiqueta" (es decir, a tomar por culo). Con la mochila, trípode en mano y Nikon colgando del cuello, me he dispuesto a adentrarme en los campos llenos de barro con caca de vaca y nieve.
Con mis bambas mugrientas pero feliz de haber llegado, he hecho varias fotos del exterior (zona segura). Pero para variar, me sabía a poco y he pensado "ahora que estás aquí, no seas tonta y adéntrate en el salvaje mundo interior e investiga”. Cuando iba a poner un pie dentro, una voz, parecida a la mi madre, ha sonado en mi interior “vigila, puede ser peligroso, no sabes si hay algún vagabundo dentro”. Total, que no sabía qué hacer. Estadísticamente mi madre suele tener razón y mis “esto me pasa por hacerte caso” son más bien escasos. Aún así, he ignorado esa vocecita y he entrado al son de “¡soy inofensiva, sólo quiero hacer fotos!” por si acaso.

El interior era una mezcla de asquerosidad condensada con “uhmm, interesante”. La putada es que casi no he podido mover nada porque me daba cosa tocar las cosas. Era obvio el paso de gente: habían zapatos, botellas de vino, casetes, vasos… Un C.S.I hubiera tenido trabajo hasta el 2015.

A pesar de que el resultado ha sido bueno, mañana volveré pero con guantes de látex para hacer una mejor composición sin coger el tifus.


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