
Pero qué bonito es levantarse por la mañana y ver que te han puesto una multa de 90€...
No sabéis lo duro que es estar sentado al lado de alguien en el tren que huele a sudor. Pero no a sudor normal sino a un sudor añejo que ha ido fermentando durante el día, o de los 2 últimos, en las húmedas cavidades de unas axilas asfixiadas por una camisa que no transpira. ¡Oh no! ¡Va levantar el brazo para coger algo del estante! ¡No para! Cada vez que hace esto, su sobaco nauseabundo queda a una distancia un tanto peligrosa de mi nariz. Creo que estoy perdiendo el olfato... Creo que estoy generando anti-cuerpos...
Hoy dedico el post al papel de váter de doble cara.
¡Oh! Querido papel de mi corazón, que siempre estás ahí.
Por esto y por mil cosas más, gracias por estar siempre a mi lado (literalmente).
Te quiero.